Lejos de ser un comentario triste y depresivo un "Otoño en febrero" me llama a pensar lindo, a dar un giro. La nostalgia y un cielo lúgubre -opaco- no es siempre sinónimo de pesares.
¿Saben? (¿sabes?), hace muchísimo que estaba esperando este clima. No hay nada más grato, radiante, que caminar bajo la ténue lluvia, escuchando rock and roll y fumando un cigarrilo. Solo contra un invierno sordio pero atractivo. Yo, mi fiel reproductor y los árboles complices contra un oasis invernal -terrenal- en medio de este verano con cara de infierno.
Sí, lo sé, el vernao es rico, pero tenía que dar tregua a los melancólicos. Mucho bikini, mucha piscina y demasiados romances fugaces aburren en demasía. Por otro lado, no comparte la idea genial de reencontrarse con el pasado. Por lo menos para mí el otoño tiene mucho de eso, remembranzas póstumas que no se recuerdan si no es con este tipo de ayudas externas. Los viejos amores, los seres queridos, las locas palabas que nunca se dijieron y esas que no se tendrían que haber dicho... Todo, el otoño es todo eso y muchísimo más. Un concepto para cada persona. El vernao es mucho más trivial.
Este pequeño "Otoño en febrero" fue un respiro, gracias Pachamama por haberme centrado otra vez en la tierra. Purificación húmeda y gris -purificación al fin y al cabo-.
Otoño son tragos conversados, tertulias, pasadas de cuenta internas (amorosas) y cantos al son de las baladas; Verano, tragos "puberos" y "discotequeros" y cortejos nocturos -pasajeros- con quién quiera pasar una buena noche. En concreto: Sudar y no pensar.
Adiós "Otoño en febrero"; ante sala de una temporada, mañana a seguir con este verano sin treguas.
CANCIÓN: "LLUEVE SOBRE LA CIUDAD" / "SUMMER LOSER BOY"
ARTISTA: LOS BUNKERS / CANAL MAGDALENA
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