Se cumplen fechas, según el coloquial: "No hay plazo que no se cumpla, ni deuda que no se pague". Lo malo es que a veces las deudas cobran intereses altísimos, cuán monopolio comercial.
Mañana; otra fecha más. Pero si algo bueno se puede deducir de las fechas impostergables es, sin lugar a dudas, que se pasan cuentas y hojas en limpio, con un sutil rayado de cancha, pero en limpio a las finales.
28 de febrero, fin del mes; fin de hartas cosas también. A lo que me refería con las "cuentas en limpio" es, básicamente, que uno (ego y cerebro) creyendo ser el tipo más ateo y egocéntrico me he dado cuenta poco a poco que no soy tan así, y aunque no me gusta lo que he descubierto me ha hecho sentir un poquito más humano.
Si uno no cree en lo espiritual tampoco ha de creer en otras cosas de índole efímera e incomprobable, en los sucesos paranormales ni en las almas y recuerdos pasados. En los finados.
"Levantad vuestras copas y brindéis por una persona sin igual, una de aquellas, parte más esencial de lo esencial".
28 de febrero, adiós, y gracias por todo. Nos veremos cuando todo acabe y el mundo termine, cuando seamos cenizas y no existan lugares que abarque la escasa e insulsa afición por ser más importantes que lo no visible. Aprovecha el día, el momento (carpe diem) y vive los minutos como los últimos quién sabe si son los últimos, o un principio en medio del fin.
martes, febrero 27, 2007
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