¿Se han dado cuenta de lo que una simple, humilde, amorosa e inofensiva persona puede llegar a hacer cuando está bajo los siniestros y desvergonzados efectos del alcohol?, -o bien de lo que no se puede llegar a hacer-.

Y es que es cierto, el ser permuta de una manera tal que se hace irreconocible ante los ojos de los demás. Comienzan las caras de intriga y algunas de enojo desmesurado.

Con toda razón los padres dicen una y otra vez: "No bebas alcohol; hace mal...". ¡Claro y cómo no!, la persona se transforma y se convierte en un "quién soy yo", o bien en un "qué soy yo".

A diferencias de los padres, y como alguna vez propuso argumentativamente mi hermano Manuel: "Si te vas a tirar un pedo; hazte caca". Cómo no, qué mejor analogía para el caso del alcohol: "Si vas a beber; emborráchate".

Y claro, si vas a tomar -antes de pasar las llaves- encárgate que tomarás conciente de lo que haces, de lo nocivo que puedes llegar a ser, de los irreconocible que parecerás. Y no me digan que las personas "normales" -me disgusta esta palabra- toman un trago para compartir, para pasar un rato agradable. Es... ¡¡¡MENTIRA!!!, siempre es más grato y saludable tomar un vaso con jugo o bebida (de la buena) para pasar el rato, no es amarga y no te provocan náuseas al día siguiente (= CAÑA).

En parte, algunas de estas líneas pueden sonar y leerse como la mejor de las apologías hacia este nocivo elemento. Ni en el peor de los casos es así, no sería capaz de hacerlo, nunca tan sicológicamente dañado.

Pero sí pretendo recalcar la parte genial del alcohol (pequeñísima parte pero digna de analizar). La bebida (la mala) permite ver una irrealidad muchas veces más coherente que la realidad misma y aprendes que no todos caminan por la vida actuando con sinceridad, con alcohol las personas salen del closet y son tal como su naturaleza se los permite -después de todo los niños y los ebrios siempre dicen la verdad-.

En fin, salud por los que no se irritan al reconocer que somos parte de las generaciones que amamos este estado de febriles sensaciones. El hecho de pasar del estado del emotivo, que se enternece con todo y con todos. Al estado efusivo, que detalladamente se muestra sin vergüenza ni pudores ni en el más censurable de los casos; hasta pasar por el reflexivo, que se fija hasta en lo más mínimo de la vida, por cierto último eslabón en el asensor alcohólico.

Salud por los que nos reconocemos como tal, ¿jugosos y qué?, somos, en el fondo, los que vamos caminando por el sendero de la vida, volviéndonos monos en todo momento y aferrándonos a la siniestra y peculiar arma de doble filo como es el trago. Volviéndonos ejemplares de monos, con navajas por cierto, si se tiene en cuenta que la vida es una jungla, una jarana y un pub al final de los días.

Los descargos, las vergüenzas, los miedos, los cargos de conciencia y las réplicas que puedan tener contra nosotros -según algunos: los fiesteros- dejémoslo para al futuro, para la real adultez... para la siempre mal ponderada vejez, o simplemente para el final de nuestros días.
Así, todos esos descargos por haber sido desvergonzados, patudos, irritantes y curragüillas PERSONAS se los comerán los gusanos y nosotros ni nos inmutaremos.


FIESTA LINARENSE _ 21 DE OCTUBRE A LAS 12:00 HRS. _ PARQUE INTERCOMUNAL DE LA REINA _ MÁS INFORMACIÓN EN: WWW.FOTOLOG.COM/DEMBER_OREJAS